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Drones ucranianos con IA destruyen decenas de aviones estratégicos rusos

Ucrania demostró ser capaz de utilizar drones equipados con IA para destruir aviones estratégicos rusos que pueden equipar armas nucleares

Ucrania ha venido perfeccionando el uso de drones para llevar a cabo ataques en territorio ruso

Ucrania ha venido perfeccionando el uso de drones para llevar a cabo ataques en territorio ruso Crédito: Shutterstock

Ucrania asestó, este fin de semana, un golpe significativo a la aviación estratégica rusa en la llamada Operación Telaraña. El ataque se ejecutó mediante drones equipos con Inteligencia Artificial para identificar objetivos tras superar los sistemas defensivos en al menos cinco aeródromos clave en territorio ruso. El resultado: al menos 40 aeronaves dañadas o destruidas, entre ellas los Tu-95MS y Tu-22M3, dos de los bombarderos más emblemáticos y temidos del arsenal aéreo ruso.

Este tipo de aviones no son simples plataformas de ataque. Representan una pieza fundamental en la doctrina de disuasión nuclear de Moscú, con capacidad para transportar misiles de crucero de largo alcance, algunos de ellos con cabeza nuclear. Por eso, más allá de la destrucción material, el impacto estratégico de este ataque es enorme.

Tu-95: el oso nuclear de la Guerra Fría

El Tupolev Tu-95 ha sido un símbolo de la aviación estratégica rusa desde los años 50. A pesar de su aspecto anticuado, con sus enormes hélices contrarrotativas, sigue siendo uno de los bombarderos estratégicos más longevos del mundo en servicio activo. Su diseño se ha mantenido gracias a una combinación de robustez, versatilidad y capacidad de actualización tecnológica.

El Tu-95MS, su versión modernizada, puede lanzar hasta ocho misiles de crucero Kh-101 o Kh-555, con alcances superiores a los 2.000 km. Esto le permite operar sin necesidad de entrar en espacio aéreo enemigo. Tiene una autonomía de más de 15.000 km con reabastecimiento en vuelo, lo que lo convierte en una amenaza global, incluso sin salir del espacio aéreo ruso.

Además, su enorme fuselaje le permite operar durante largas misiones de patrullaje y lanzar ataques coordinados con otras unidades desde una distancia segura. Por eso, los Tu-95 no solo se utilizan para ataques reales, sino también como herramienta de presión geopolítica.

Tu-22M3: el supersónico de ala variable

El Tu-22M3 es un bombardero supersónico de ala de geometría variable, lo que le otorga una ventaja táctica: puede despegar con alas extendidas para mayor sustentación y luego replegarlas en vuelo para alcanzar velocidades superiores a Mach 2. Esta flexibilidad lo convierte en un avión ideal tanto para bombardeos convencionales como para ataques nucleares a distancia.

Puede cargar hasta tres misiles Kh-22 (y su versión mejorada Kh-32), con capacidad para portar cabezas convencionales o nucleares, además de bombas guiadas. Aunque su alcance es menor que el del Tu-95 (alrededor de 7.000 km), su velocidad y capacidad de penetración lo hacen especialmente útil en escenarios de ataque rápido.

En el conflicto actual, ha sido empleado por Rusia para atacar infraestructuras ucranianas clave. Su destrucción representa no solo una pérdida operativa sino también un debilitamiento de las capacidades ofensivas rusas de mediano alcance.

Contrapartes estadounidenses: B-52, B-1B y B-2

Estados Unidos cuenta con su propia “santa trinidad” de bombarderos estratégicos, que cumplen roles equivalentes a los Tu-95 y Tu-22M3:

  • El B-52 Stratofortress, igual de longevo que el Tu-95, es capaz de lanzar misiles de crucero y bombas convencionales o nucleares. Ha sido actualizado continuamente y tiene la capacidad de seguir en servicio hasta mediados de este siglo.
  • El B-1B Lancer, similar al Tu-22M3 en cuanto a su diseño de ala variable, puede alcanzar velocidades supersónicas y llevar una carga útil enorme. Aunque fue despojado de su rol nuclear, sigue siendo una pieza clave en bombardeos convencionales de precisión.
  • El B-2 Spirit, con su diseño furtivo, representa una evolución tecnológica superior. Puede ingresar en espacio aéreo altamente defendido sin ser detectado y realizar ataques de precisión con bombas nucleares o convencionales.

A estos tres se sumará próximamente el B-21 Raider, que reemplazará progresivamente al B-1 y al B-2 en las próximas décadas.

La destrucción de estos bombarderos rusos por parte de Ucrania no es solo un golpe táctico, sino también un mensaje claro sobre la vulnerabilidad de los activos estratégicos más preciados de Rusia. En un conflicto que cada vez más se libra con inteligencia artificial, drones y guerra electrónica, la vieja guardia de la aviación parece más frágil que nunca.

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