Niveles en sangre y orina podrían revelar cuánta comida ultraprocesada comemos
Nuevos marcadores en sangre y orina podrían revelar cuántos ultraprocesados comemos y cómo afectan nuestra salud, según estudio del NCI
Crédito: Kristini | Shutterstock
Un grupo de científicos del Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos ha logrado un avance significativo en el campo de la nutrición y la salud pública. Por primera vez, un estudio ha identificado una serie de marcadores biológicos en sangre y orina que podrían revelar la cantidad de alimentos ultraprocesados que una persona consume. Esta herramienta innovadora representa un paso crucial hacia una comprensión más precisa del impacto de estos productos industriales, que constituyen casi el 60% de la dieta promedio en Estados Unidos.
La investigación, dirigida por la epidemióloga Erikka Loftfield, fue publicada recientemente en la revista científica PLOS Medicine. El estudio propone un método alternativo a los tradicionales autorreportes dietéticos, que suelen basarse en la memoria de los participantes y son frecuentemente inexactos. En su lugar, los investigadores desarrollaron una especie de “firma metabólica” que permite estimar el porcentaje de calorías provenientes de alimentos ultraprocesados con base en componentes químicos detectables en el organismo.
Para crear esta nueva herramienta de medición, el equipo de Loftfield analizó datos de un estudio previo que incluía a más de mil adultos mayores estadounidenses afiliados a AARP, de los cuales más de 700 habían proporcionado muestras tanto de sangre como de orina, además de registros detallados de su alimentación durante un año. A partir del análisis de estas muestras, los investigadores identificaron cientos de metabolitos —sustancias que se generan a partir de la digestión y otras funciones del cuerpo— que se correlacionaban con el consumo de alimentos ultraprocesados.
Con esa información, desarrollaron dos escalas, una de 28 marcadores sanguíneos y otra de hasta 33 marcadores urinarios, que permiten predecir con bastante exactitud cuánto de la energía diaria de una persona proviene de este tipo de alimentos. Entre los marcadores más recurrentes, destacaron dos aminoácidos y un carbohidrato que aparecieron en más del 60% de las pruebas realizadas. Además, uno de los biomarcadores se asoció potencialmente con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Para comprobar la eficacia del método, el equipo contrastó los resultados con un estudio previo del año 2019 realizado por los Institutos Nacionales de Salud, en el que 20 voluntarios vivieron durante un mes en un centro de investigación donde recibieron dietas cuidadosamente diseñadas, dos semanas comiendo alimentos ultraprocesados y otras dos semanas con una dieta libre de ellos, pero con idéntico contenido calórico y nutricional. Los participantes podían comer cuanto quisieran, y las muestras de sangre y orina recogidas durante el experimento permitieron validar que los puntajes metabólicos reflejaban fielmente los cambios en la dieta individual de cada persona.
Este enfoque ofrece una vía más objetiva y confiable para estudiar los efectos de los alimentos ultraprocesados en la salud, superando las limitaciones de las encuestas dietéticas tradicionales. Según Loftfield, estos hallazgos podrían allanar el camino para estudiar con más profundidad la relación entre el consumo de productos ultraprocesados y enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Aunque los resultados aún son preliminares, otros expertos del campo han valorado positivamente el trabajo. Dariush Mozaffarian, director del Food Is Medicine Institute de la Universidad de Tufts quien no participó en el estudio, calificó el hallazgo como un “avance científico importante”. Señaló que estas firmas metabólicas podrían permitir entender mejor las rutas biológicas involucradas en los efectos nocivos de los ultraprocesados, así como estudiar la variabilidad de impacto entre distintos productos, métodos de procesamiento o aditivos.
Loftfield expresó su esperanza de que esta nueva herramienta pueda aplicarse en análisis de datos existentes que ya contienen muestras biológicas, para avanzar en la investigación sobre enfermedades asociadas a la dieta. Sin embargo, también alertó sobre los retos financieros que enfrenta la ciencia en el contexto actual. “El interés público, científico y político por este tema es enorme, pero necesitamos encontrar mecanismos para financiar estos estudios de manera oportuna”, concluyó.
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