China, el nuevo eje de exportación global de Volkswagen
Volkswagen redefine su modelo de negocios global como plataforma de exportación hacia Asia, Sudamérica y Medio Oriente
Logo del Volkswagen Golf eHybrid. Crédito: Volkswagen. Crédito: Cortesía
Cuando se habla del rol de China en la industria automotriz, usualmente se piensa en un gigantesco mercado de consumo. Pero para Volkswagen, China está a punto de asumir un nuevo protagonismo: el de ser un centro estratégico de exportación hacia otras regiones emergentes.
Lee también: Genesis GMR-001: el prototipo que abre una nueva época
La compañía alemana ha decidido dar un giro en su estrategia internacional, aprovechando su vasta infraestructura en el país asiático no solo para abastecer a los consumidores locales, sino también para atender la demanda de Asia, Sudamérica y Medio Oriente.
Puedes leer: Decisiones: Elon Musk cambia la presencia de Tesla en China
Esta decisión surge en un contexto particular: aunque China sigue siendo el mercado automotriz más grande del mundo, su crecimiento se ha estabilizado. Desde 2019, la demanda anual de vehículos se ha mantenido alrededor de las 22 millones de unidades.
Frente a este panorama, Volkswagen busca alternativas que le permitan mantener activa su capacidad de producción instalada, al tiempo que refuerza su posición en otros mercados donde los vehículos con sello chino empiezan a ganar terreno.
“Está totalmente claro que Volkswagen no exportará a Estados Unidos o Europa desde China, excepto para el Tavascan. Pero otros mercados están abiertos como los asiáticos, Sudamérica y Oriente Medio”, afirmó Ralf Brandstätter, jefe de Volkswagen en China.
Agregó además que estos “están abiertos a los productos chinos” y que Volkswagen cuenta con “modelos competitivos” para satisfacer esta demanda.
Volkswagen y un movimiento pensado con China
El movimiento no es improvisado. China representa hoy uno de los pilares clave en la estructura industrial de Volkswagen. A través de t ventures con fabricantes locales como SAIC (Shanghai Automotive Industry Corporation), la marca alemana ha consolidado una red de producción de gran escala que no solo abastece al mercado doméstico, sino que ahora se convertirá en un trampolín para otras regiones.
Una pieza central de esta estrategia es la renovación de su alianza con SAIC, extendida hasta el año 2040. Esta colaboración robusta no solo asegura continuidad operativa, sino que anticipa un despliegue masivo de nuevos productos.

En total, se esperan 18 modelos nuevos hasta 2030, de los cuales 15 estarán destinados exclusivamente al mercado chino y ocho serán eléctricos.
La ofensiva eléctrica es particularmente relevante, considerando la acelerada transición energética que experimenta el sector.
De hecho, la compañía destinará una inversión de $2.700 millones de dólares para fortalecer su centro de producción e innovación en Hefei, una ciudad que se ha posicionado como un polo clave para el desarrollo de vehículos eléctricos.
Con esta inyección de capital, Volkswagen busca reducir los tiempos de comercialización de nuevas tecnologías en un 30%.
Rapidez, pero con total calidad
Pero no se trata solo de producir más rápido, sino de producir mejor. Según Brandstätter, los desafíos del mercado chino han obligado a Volkswagen a reinventarse en términos de eficiencia y capacidad de adaptación. “No hay ninguna razón por la que Volkswagen no pueda ser tan rápida y competitiva como un emprendimiento chino con este enfoque”, afirmó.
En este sentido, la compañía ha confirmado el desarrollo de una nueva plataforma vehicular pensada para ofrecer máxima flexibilidad.
Esta arquitectura permitirá la fabricación tanto de autos eléctricos puros como de modelos equipados con extensores de autonomía, una solución intermedia que puede resultar atractiva en mercados donde la infraestructura de carga aún es limitada.
Además de la adaptabilidad mecánica, la nueva plataforma estará diseñada para integrar tecnologías avanzadas de asistencia a la conducción y optimizar la gestión de costos.
Esos dos factores, considerados fundamentales por Brandstätter, son parte del ADN que distingue a los fabricantes chinos y que Volkswagen busca incorporar con agilidad y sin concesiones.
Más allá del ámbito técnico, hay un componente geopolítico que hace especialmente significativa esta apuesta. En un momento en que las tensiones comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea dificultan las exportaciones directas desde China hacia esos mercados, Volkswagen opta por redirigir sus esfuerzos a otras latitudes con una mejor receptividad.
En este escenario, Sudamérica se perfila como un destino estratégico. La región ha mostrado una creciente apertura hacia los vehículos eléctricos, impulsada por incentivos fiscales, preocupaciones ambientales y avances en infraestructura.
Según diversos reportes, las exportaciones de autos eléctricos desde China a países latinoamericanos han experimentado un incremento notable en los últimos años.
Tal crecimiento convierte a Sudamérica en una región clave para los fabricantes que buscan expandir sus operaciones más allá de sus territorios tradicionales.
Volkswagen, con su red de concesionarios consolidada y una fuerte presencia histórica en países como Brasil, México y Argentina, se encuentra bien posicionada para capitalizar esta tendencia.
El objetivo es ser más competitivos en el mercado
Al producir en China modelos eléctricos más accesibles y luego enviarlos a América Latina, la empresa podrá ofrecer precios competitivos en un segmento donde la sensibilidad al costo sigue siendo alta.
En términos de logística y comercio, este enfoque también representa una forma de sortear ciertos aranceles o restricciones que se aplican a vehículos fabricados en Europa o Estados Unidos, pero no necesariamente a los provenientes de Asia.
De paso, la localización de ciertos componentes clave —como baterías y sistemas electrónicos— en fábricas chinas permite a Volkswagen reducir costos significativamente, un beneficio que puede trasladarse al consumidor final.
Otro mercado que aparece en el radar es el de Medio Oriente. Con un creciente interés por diversificar su matriz energética y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, varios países de la región están fomentando la adopción de vehículos eléctricos.

Aunque se trata de un proceso incipiente, Volkswagen parece decidida a posicionarse desde temprano con una oferta sólida y adaptada a las particularidades locales.
De igual manera, en el sudeste asiático hay señales de apertura y crecimiento en la demanda de automóviles nuevos, especialmente aquellos con motorización eléctrica o híbrida.
En países como Tailandia, Indonesia y Vietnam, el a autos eléctricos aún está limitado, pero los gobiernos han comenzado a implementar políticas de incentivo y reducción de impuestos para acelerar su adopción.
La estrategia de exportación desde China puede parecer, a primera vista, una respuesta pragmática a la sobrecapacidad industrial. Sin embargo, también evidencia un cambio profundo en la forma en que las marcas globales están gestionando sus recursos.
Lejos de depender exclusivamente de sus centros históricos de producción, firmas como Volkswagen comienzan a concebir sus redes de manufactura con una lógica más distribuida, adaptativa y enfocada en la competitividad a escala global.
En este proceso, la colaboración con socios locales y el desarrollo de tecnologías modulares serán claves para sostener el ritmo de innovación.
China, con su combinación de infraestructura avanzada, capacidad técnica y costos controlados, se consolida como una pieza vital en la arquitectura global de Volkswagen.
Así, mientras los reflectores del mundo automotriz siguen enfocados en la carrera por el liderazgo eléctrico, la firma de Wolfsburg redibuja el mapa desde una perspectiva estratégica: usar China no solo como mercado, sino como plataforma global.
Seguir leyendo: