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Decisiones: Elon Musk cambia la presencia de Tesla en China

Musk apuesta a una estrategia más eficiente basada en la producción local y modelos con mayor demanda

Sede de ventas de Tesla

Sede de ventas de Tesla. Crédito: Tesla. Crédito: Cortesía

En tiempos de tensiones geopolíticas crecientes, las grandes decisiones empresariales se vuelven más tácticas que ideológicas. Así parece entenderlo Elon Musk, quien lejos de retirarse del que aún es uno de los mayores mercados para autos eléctricos del mundo, ha decidido reformular la forma en que Tesla opera en China.

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Ahora, la marca estadounidense eliminó de su web y de su aplicación en WeChat la opción de adquirir los modelos Model S y Model X, dos vehículos de gama alta que se fabrican exclusivamente en Estados Unidos y que, hasta hace poco, se seguían exportando a China.

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La decisión no fue acompañada por un comunicado oficial, pero marca un cambio importante en la estrategia internacional de Tesla.

El momento elegido para este cambio no es casual

La medida se conoció poco después de que China anunciara una suba significativa en los aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos estadounidenses, llevándolos hasta el 125% como respuesta a los aumentos previos impuestos por el presidente Donald Trump, que habían elevado esa tasa al 145%, según reportó Reuters.

Estos incrementos arancelarios suponen un golpe directo a la competitividad de productos como los Tesla Model S y X, que deben asumir costos adicionales que encarecen su precio de venta final.

Esto los deja en desventaja frente a fabricantes locales como BYD, que ya vienen acortando distancias tecnológicas y lideran en precio.

La Asociación de Distribuidores de Automóviles de China reveló que durante 2024 se importaron apenas 1,553 unidades del Model X y solo 311 unidades del Model S.

En conjunto, estas cifras representan menos del 0,5% del total de los 657,000 vehículos que Tesla entregó globalmente en ese año, de acuerdo con cifras difundidas por Reuters.

Aunque el volumen en China para esos modelos es reducido, su retirada implica una reorganización del portafolio de Tesla en un mercado clave. Lo más relevante: no significa un repliegue total, sino un ajuste para continuar operando de forma rentable.

Una retirada selectiva, pero no un abandono

Mientras que los modelos de gama alta salen del mercado chino, Tesla conserva su posición gracias a su planta en Shanghái.

Allí se fabrican el Model 3 y el Model Y, dos de los modelos más vendidos de la marca a nivel global. Estos vehículos se producen dentro del territorio chino, lo que los exime de los nuevos aranceles.

Esta situación otorga a Tesla una ventaja significativa frente a otros competidores internacionales: puede seguir ofreciendo productos de alta demanda a precios competitivos, sin necesidad de aumentar sus tarifas debido a las trabas aduaneras.

En términos económicos, fabricar localmente le permite a la empresa sortear los costos adicionales que ahora enfrentan las unidades que llegan desde Norteamérica.

De esta manera, los Model 3 y Y, cuyo precio arranca en torno a los $40,000 dólares y $50,000 dólares, respectivamente, continúan siendo opciones atractivas frente a los modelos de BYD o XPeng en ese rango.

Sala de ventas de Tesla
Sala de ventas de Tesla. Crédito: Tesla.
Crédito: Cortesía

El impacto global que habrá ahora

A nivel internacional, la presión sobre la línea de Tesla no es nueva. En el primer trimestre de 2025, las entregas globales del Model S, Model X y Cybertruck se redujeron un 25%, según un reporte de CNN.

Esta caída ha sido atribuida a una combinación de factores, incluyendo la falta de renovaciones de diseño en los modelos más antiguos, el auge de los competidores chinos y los cambios en las preferencias del consumidor.

Elon Musk, al parecer, ha tomado nota. La decisión de retirar el Model S y el Model X de China responde a la necesidad de ajustar la estrategia ante un entorno cambiante y más competitivo. No es un retroceso, sino una reorientación de recursos.

En una entrevista reciente, Musk fue directo al respecto: “China es un mercado fundamental para Tesla, y continuaremos invirtiendo en soluciones que nos mantengan en juego, incluso si eso significa hacer ajustes importantes en nuestra oferta actual”.

Las tensiones comerciales como telón de fondo

Este nuevo movimiento de Tesla se da en un contexto de creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. Los aranceles mutuos ya no son una novedad, pero su impacto en la industria automotriz empieza a ser más visible.

Mientras Washington busca proteger su producción nacional, Pekín responde con medidas que afectan directamente a empresas como Tesla, que aún mantienen flujos comerciales entre ambos países.

La situación obliga a los fabricantes a repensar sus cadenas de suministro y a optimizar sus plataformas de producción global. Tesla ya dio un paso en esa dirección al convertir su fábrica de Shanghái en un hub no solo para China, sino también para Europa.

Desde allí, exporta unidades del Model 3 y el Model Y a mercados como Alemania, Francia o España, minimizando así su dependencia de las plantas en EE.UU. y evitando mayores costes logísticos o fiscales.

El avance de los rivales chinos

Mientras Tesla reorganiza su juego, empresas como BYD, NIO o Li Auto aprovechan para ganar terreno. Sus modelos no solo son más económicos —con precios de entrada que rondan los $25,000 dólares en algunos casos— sino que cuentan con diseños innovadores y mayor conectividad, dos aspectos valorados por los consumidores más jóvenes.

La agresiva expansión de BYD fuera de China también plantea un nuevo desafío.

En algunos países de Europa, los sedanes eléctricos de la firma ya se venden a precios que superan apenas los $30,000 dólares, lo que los convierte en una alternativa muy real a Tesla, especialmente en un contexto donde los incentivos a la electromovilidad comienzan a disminuir.

¿Qué viene para Tesla en China?

Pese a las turbulencias, Tesla no se retira de China. Al contrario, se adapta. El enfoque de Musk pasa por optimizar recursos, centrar la oferta en los modelos más rentables y consolidar la producción local como eje estratégico. Aunque el Model S y el Model X desaparezcan del catálogo en el país asiático, los modelos que más volumen generan seguirán allí.

Además, no se descarta que Tesla explore nuevas alianzas tecnológicas o incluso diversifique su producción de baterías dentro del territorio chino.

Con la competencia en alza y la presión geopolítica como constante, solo las marcas que logren combinar eficiencia, escala y adaptabilidad tendrán un lugar garantizado en el mercado automotriz del futuro.

Como Musk señaló recientemente: “En Tesla no hablamos de retiradas, sino de reinvenciones. El mercado chino evoluciona rápido, y nosotros también debemos hacerlo”.

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